La zona Euro, donde se
integraron 17 países de los 27 que constituyen al Unión Europea tiene toda la
pinta en 2013 de haberse convertido en la zona del euro caos, o sea, el Eurocaos.
La moneda única se constituyó
sobre dos pilares básicos, dos compromisos:
-
Los países
integrantes no deberían superar el 3% del déficit público anual.
-
Los países
integrantes no deberían superar el 60% de deuda pública sobre el PIB.
No sólo algunos países que
entraron el Euro no cumplían ninguna de esas dos premisas, es que no tenían
intención de cumplirlas.
Y lo curioso es que se formó
el club de la moneda única sin que se estableciera un mecanismo de expulsión
del país que no aceptara cumplir la normativa común.
Así pasó lo que pasó. Cada
país hizo de su capa un sayo y las deudas públicas y privadas en muchos países
del Euro no cesaron de subir año tras año. Hasta que empezaron a ser
insoportables.
Grecia: la deuda pública no
es sagrada
El primer aviso serio vino
de Grecia, cuando se descubrió en 2010 que había falsificado las cuentas públicas
y que las deudas eran muy superiores a las declaradas. Y la solución de fortuna
que el Eurogrupo encontró fue la de hacer quitas a los que habían prestado a
Grecia. Así se rompió un principio: que los países del Euro eran serios y su
deuda pública era sagrada, que siempre se haría honor a ella devolviendo lo
prestado.
Chipre: los ahorros no son
sagrados
En Marzo de 2013 saltó la
liebre de Chipre. Algunos de sus grandes bancos estaban quebrados y el país
necesitaba un fuerte préstamo para hacer frente a sus gastos públicos. La
solución de fortuna que se encontró, de forma embarullada, fue la hacer quitas
a depósitos de ahorro depositados en los bancos. Otro principio vulnerado: los
depósitos de ahorro no son sagrados.
Sensación de caos
La forma de abordar los
graves problemas surgidos en la zona Euro, con soluciones de urgencia,
disparando antes de apuntar, según soplan los aires políticos en cada país
miembro, emanan por todas partes una sensación de caos. Es el Eurocaos.
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