El rescate a Chipre en Marzo
de 2013 es una muestra del Euro desconcierto y un gran ejemplo de lo que ya ha
sucedido en otras ocasiones. Se abordó un rescate de 17.000 millones de dólares
(casi el PIB anual de Chipre). Pero fue hecho todo con tal torpeza que tres días
después de anunciar el acuerdo de rescate, los bancos europeos habían perdido
casi 60.000 millones por la incertidumbre metida en el sistema.
Durante los días en que se
preparaba la ayuda a Chipre, fue tal el caos de declaraciones contrapuestas, de
incoherencias, que a punto estuvieron de provocar un pánico generalizado. Cruzar
la barrera de arrebatar dinero de los depósitos de los ahorradores fue un paso
más hacia la sensación de que en el Euro no existe ninguna seguridad en nada.
Al final, la cosa quedó en
que sólo arrebatarían dinero de depósitos superiores a cien mil euros,
intentando tranquilizar a los ahorradores europeos que no superan esa cantidad
y que son mayoría. Pero la raya roja ya está pisada. El día de mañana pueden
decir, en otro rescate, que en vez de cien mil, el limite será cincuenta mil,
por ejemplo. O menos.
Castigo al ahorro:
Aparte está la cuestión de
que parece un castigo o una amenaza al que ahorra. Una persona puede esforzarse
en ir haciendo un monto de dinero para su jubilación, o para comprarse una
vivienda sin necesidad de tener que pedir un crédito. Puede juntar 200.000 o
300.000 euros en varios años de ahorro y de repente, unos políticos y unos
organos reguladores que no han hecho bien su trabajo de supervisión, le
arrebatan a ese ahorrador el dinero de su jubilación o de la compra de su piso.
Es realmente desmoralizador para el que pretende ahorrar.
Y como hemos visto, ese
desmán de expolio de depósitos, para acabar empeorando más la situación, al
crear una sensación de desconfianza, de desorden y de andar dando tumbos en el
laberinto del Euro.
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