Más de diez mil son los
estimados como lobistas que pululan por la Unión Europea. Y hay quien apunta
que son el triple. La Eurocámara tiene 754 diputados y se estima que hay unas
tres mil personas haciendo lobby directamente sobre ellos. Derivado el nombre de la
palabra inglesa “lobby”, son conseguidores actúan como manadas de lobos metiendo presión para
inducir a los legisladores de la Comisión Europea o a los eurodiputados del
Europarlamento a que legislen de acuerdo con determinados intereses.
Las tácticas son diversas,
desde hacer visitas o comer con legisladores y eurodiputados a sobornar
directamente. El lobista puede ofrecer dinero a políticos europeos para que
apoyen los intereses de una empresa o de un grupo de ellas de un sector
determinado. Y a veces es el propio político el que pide dinero directamente a
los lobistas a cambio de influir en un tema concreto. Es difícil saber el nivel de corrupción pero sin duda existe.
En alguna ocasión un periodista se ha hecho pasar por representante de alguna corporación empresarial y ha llegado a tratos con algún eurodiputado o algún cargo de la UE que estaba dispuesto a corromperse. No parece que la UE tenga un mecanismo enérgico de investigación y castigo de las corrupciones o no sería tan fácil para los periodistas captar a esas personas dispuestas a venderse.
Una forma de proceder es
promoviendo fundaciones u ONG que defiendan una determinada postura. Elaboran
informes que hacen públicos donde se amenaza con que de no salir adelante tal
directiva comunitaria se perderán puestos de trabajo o se calentará el planeta.
Las conclusiones siempre han de ser de meter miedo.
Los lobistas elaboran
incluso enmiendas que hacen llegar a los eurodiputados. Y a veces tales
enmiendas son incluídas sin más en las directivas comunitarias. La excusa es
que son mejoras que ayudan en la redacción de la normativa pero la realidad
suele ser que hay intereses particulares detrás de esa enmienda.
Los grupos lobistas se
retroalimentan de los europolíticos. No es infrecuente que un político que ha
ocupado un cargo en la Comisión Europea, por ejemplo, cuando cesa, pase a
formar parte de un lobby. Conoce los entresijos eurocomunitarios desde dentro y
es muy útil para presionar y hacer colar intereses de un grupo.
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