El gasto público en España
en 2012 ha
sido de unos 424.000 millones de euros. Unos veinticuatro mil millones menos
que el año anterior de 2011. O sea, una reducción sobre el 6%. Insuficiente para poder decir que la deuda está controlada. La disminución
por partidas a grandes rasgos fue de:
07.400 millones de euros en
sueldos públicos
04.000 millones de euros en
gastos de funcionamiento
05.400 millones de euros en
subvenciones
12.500 millones de euros en
inversiones públicas
Como se observa, hay una
reducción de unos 28.000 millones de euros pero dado que hubo un incremento de
gastos sociales de algo más de 4.500 millones de euros, la reducción final se
queda en los 24.000 millones mencionados.
Lo destacable es que casi la
mitad de toda la reducción de gasto público es en inversiones públicas, que se
supone que son para mejorar estructuras que producirán beneficios. Aunque a
saber, porque muchas obras públicas llevadas a cabo en España han sido faraónicas
o improductivas, como muchos aeropuertos o líneas de AVE deficitarias.
Lo que no parece razonable
es que se siga gastando dinero en televisiones autonómicas, en inmersiones lingüísticas,
en embajadas regionales en el extranjero y cosas similares cuando hay que
seguir pidiendo prestado para no quebrar, porque cada año desde 2008 se gasta más
por parte de las Administraciones de lo que se ingresa.
En números redondos, puede
decirse que desde 2008, desde que estalló la burbuja inmobiliaria y de
endeudamiento, y hasta 2012, España se ha endeudado a razón de unos 100.000
millones de euros anuales de deuda pública.
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