En mayo de 2013, Jens
Weidmann, presidente del Banco Central de Alemania, hizo pública lo que podríamos llamar la desconfianza y la doctrina
del Bundesbank. O sea, la posición del Banco Central de Alemania respecto al
Euro. En realidad, ha recordado lo que está escrito en los tratados firmados
para incorporarse a la moneda única.
Al Banco Central Europeo le
ha recordado que su función es mantener la estabilidad de precios. A Francia le
ha dicho que debe preocuparse de controlar su déficit público. Y ha considerado
que las políticas de poner dinero en circulación de la FED de Estados Unidos y
del Banco de Japón son una equivocación.
Según Weidmann, el BCE se
está excediendo en sus atribuciones al rebajar mucho los tipos de interés
oficial, hasta el 025%, ya que disminuye la presión sobre los gobiernos de los
países con déficit para acometer las reformas estructurales que aún son
necesarias. Considera que esos gobiernos se aferran a cualquier balón de oxígeno
para no tomar decisiones que son difíciles.
El Bundesbank exige que
antes de consolidar la unión bancaria en la Zona Euro o en la UE, ha de
producirse una consolidación fiscal en los países miembros cediendo también
soberanía. Además, habría que reformar los Tratados firmados para adecuarlos a
esa situación de unión bancaria y menos soberanía de los países.
El presidente del Bundesbank
se queja de que Alemania y otros países hicieron reformas estructurales al
entrar en el Euro mientras que otros como Grecia, España, Italia o Portugal no
los realizaron. Y que ahora quieren acogerse al bote común de la emisión de
eurobonos para seguir endeudándose a costa de todos los miembros de club y no
acometer esas reformas.
Resumen:
El Bundesbank pone de
relieve la desconfianza existente en Alemania hacia los gobiernos de países
como Grecia, Italia, España, Portugal o Francia, estimando que sólo hacen
reformas adecuadas para combatir el exceso de endeudamiento público cuando se
ven obligados a ello en último extremo.
Y afirma que todo apoyo que reciban en
forma de estímulos monetarios o compra de deuda por parte del BCE sólo sirven
para que aplacen más las decisiones de reforma. Aunque no lo explicíta, está claro que el Bundesbank se ha percatado de que los políticos de países PIGS y de Francia son reacios a hacer cambios que pueden afectar a los estatus
quo de los partidos políticos de tales países.
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