Me parece una perogrullada
discutir algo evidente: a más endeudamiento de un país por encima de niveles
razonables, menos crecimiento en el futuro. Y sobre todo cuando el empufamiento
es para gastos corrientes o inversiones poco productivas o equivocadas.
Hay modelos que se hacen por
parte de investigadores intentando demostrar que eso es cierto así como se
toman datos de épocas pasadas en países para corroborarlo. Cuando los
economistas Reinhart y Rogoff presentaron un trabajo en ese sentido y se
comprobó que habían cometido un error numérico, muchos intentaron desacreditar
la conclusión de que el exceso de endeudamiento es fatal. Pero con error
numérico o sin él, el exceso de endeudamiento es ruinoso para un país como lo
es para una persona.
La deuda obliga al pago de
intereses. Es dinero que los Estados o las empresas no podrán dedicar a otros
menesteres. Y obliga a subir impuestos o a hacer recortes en gastos, pero puede
no ser suficiente. Se roza entonces la quiebra que sólo se salva emitiendo más
deuda. Se entra en un círculo vicioso.
Cuando un país (o empresa)
se sobre endeuda, empieza a producir recelo entre los ahorradores que prestan
el dinero. Unos dejan de prestar y otros exigen más intereses por el préstamo. Colocar
la deuda se convierte entonces en más caro para ese país o empresa.
Como norma general se ha
considerado siempre que un país no debe superar el 60% del PIB en su deuda
pública. Precisamente esa era una de las condiciones del Tratado de
constitución del Euro. Pero la mayoría de los países que entraron en la moneda
única no respetaron o no pudieron controlar la situación y rebasaron esa cifra
de endeudamiento.
La duda sobre la capacidad
de devolver lo prestado se desató entre los ahorradores que prestaban. Países
como Grecia, Portugal, Irlanda, Italia o España fueron los primeros en ser
considerados sospechosos de insolvencia. Con unos gastos públicos por encima de
sus posibilidades, año tras año incurren en déficit que han de cubrir con
emisión de deuda superando todos ampliamente en 2013 ese nivel pactado del 60%.
Puede decirse que la zona
Euro ha sido un fracaso total a la hora de controlar el endeudamiento de los
países miembros. No sólo endeudamiento público, sino también endeudamiento
privado. En España por ejemplo, el endeudamiento de empresas y ciudadanos
rebasa ampliamente al ya abultado endeudamiento público que anda por el 90% del
PIB en 2013. Los datos del Banco de España hablan en 2013 de un 320% del PIB de
deuda privada y de bancos.
Conclusión:
Cuando un país rebasa el 60%
del PIB de deuda pública y salvo casos excepcionales de países muy productivos
y exportadores, empieza a ser visto como alguien de solvencia dudosa y su
acceso al crédito se dificulta o se encarece.
Cuando rebasa el 90% del
PIB, el país se coloca en grave riesgo de entrar en una espiral de no retorno
si no reacciona fuertemente para controlas su déficit y disminuirlo.
En el caso del Euro, dada
las enormes deudas de la mayoría de sus países miembros, sólo la confianza en la fortaleza de Alemania como garante de la moneda única por parte de
muchos ahorradores prestatarios impidió que el sistema reventara en 2008 cuando las burbujas comenzaron a
estallar. Pero no apartó del todo la sospecha de insolvencia por exceso de endeudamiento.
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